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La búsqueda. El niño que se enfrentó a los nazis es el título completo de esta novela de Blanca Miosi, título un tanto engañoso y que nos puede llevar a pensar que sólo vamos a encontrar una historia más sobre los nazis y campos de concentración como Auschwitz y Mauthausen al estilo de la archiconocida El niño del pijama a rayas… pero no, ni muchísimo menos es eso.
La búsqueda narra la vida de Waldek Grodek, ese es nada más y nada menos el tema del libro. Por supuesto que el contexto que rodea a esta persona es tremendamente importante y apabullante, no obstante es toda una vida completa, con sus experiencias, sufrimientos, dolores, miedos y también alegrías lo que vamos a presenciar.
Narrada en primera persona, con un estilo claro y tranquilo, consigue que seamos testigos de las más horribles tragedias y de parte de la historia mundial de los últimos casi cien años, desde la Segunda Guerra Mundial hasta el 11S y la caída de la Torres Gemelas.
Waldek Grodek se presenta en una oficina en Ginebra para solicitar una indemnización que se ha aprobado para los «esclavos» que estuvieron en los campos de concentración alemanes. Ese es el comienzo de esta dramática historia en la cual encontraremos los dos extremos del ser humano porque, si bien por un lado veremos de cerca el horror, por otro también encontraremos la generosidad y entrega.
En La búsqueda, presentada por capítulos, podemos diferenciar varias partes. Tras la breve introducción a la historia que hemos comentado, Blanca Miosi nos cuenta la historia del niño polaco Waldek y su experiencia durante la guerra y los años justo posteriores. Una segunda parte girará sobre la estancia del protagonista en América Latina, en Perú y Venezuela. La tercera, que podría incluirse dentro de la anterior, nos narra los últimos años de Grodek unidos de nuevo a su país y a los Estados Unidos. Esta tercera parte la diferenciamos porque nos da la sensación de que la narración cambia, de que el estilo pausado y «aséptico» de las dos primeras partes se vuelve un poco más precipitado y pierde en cierta medida esa distancia con el lector que permite que veamos la historia con todos los matices, con cierta perspectiva -no decimos que sea malo sino que es diferente, es como si hubiera cierta rabia detrás de las líneas que bien pudiera ser por evolución natural del personaje, aunque no tenemos esa sensación-.
En nuestro viaje junto a Waldek Grodek vamos a adentrarnos en la Europa de la II Guerra Mundial y de su postguerra, en la América de las dictaduras y en los comienzos del siglo XXI; durante ese periplo, siempre destacando las vidas. La conocida «intrahistoria» unamuniana es la que prevalece siempre.
La búsqueda. El niño que se enfrentó a los nazis conduce también al lector a una importante reflexión. Con perspectiva, juzgamos a los nazis y al comunismo estalinista, no obstante, con el transcurrir de la narración, nos vamos acercando al presente y vamos viendo cómo los horrores que formaron parte del pasado se han transformado en otros nuevos, con otras ideas y armas, pero igual de terroríficos.
Magnífica novela, magnífica escritora. Esto lo resume todo.